Antes de empezar con este ensayo, necesito hacer
una aclaracion: Creo que el AMOR mueve el mundo, que todo es amor, cada ser
vivo en esta tierra, cada bebé que llega al mundo y confía en la humanidad,
cada persona que parte físicamente, la tierra, el agua, el fuego, el aire
mismo, todo es amor. Somos amor, esa es nuestra verdadera naturaleza. En este
caso escribo del amor, en minúscula, del amor en las relaciones de pareja sobre
todo que son las que hoy me inspiraron a reflexionar. Los otros vínculos merecerían
un espacio aparte. El amor se expresa de diferentes formas, bajo diferentes
vínculos y rótulos y no todo es amor verdadero, sobre ese punto intento
profundizar y reflexionar – sin más objetivos que el cuestionamiento mismo -.
Amor completo
"El
amor engaña a los amantes,
ya que
jamás alcanzarán a perderse el uno en el otro,
ni
hacer de dos un mismo ser"
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
Coincido con Jorge en que el amor ilusorio, ese
tan humano que vende – y se vende - por todas partes engaña a los amantes
ciegos y los confunde. Logra encantarlos, seducirlos y una vez que están
atrapados en ese circulo, es muy difícil salir. Es cierto que cuando estamos
muy enamorados sentimos que nos fundimos en el otro, que somos una sola
persona, que encontramos nuestra “alma gemela” y todas las teorías en las que
uno elija creer, encajar o autoconvenserce para intentar entender algo en medio
de la revolución hormonal que produce este estado.
En el plano sexual, el momento del orgasmo
también reproduce esta sensación de unidad, que para quienes sabemos de
metafísica y polos complementarios, entendemos que realmente lo que logramos en
ese instante es la unidad integra y real, tan intensa como fugaz,
lamentablemente. Poder lograr esa sensación en el plano mental y de forma continúa,
es un asunto mucho más complejo y arduo aun. La comunión desde el corazón, esa
que trasciende la mente y el cuerpo físico, es suprema – dicen quienes lo han
vivido – pero es la menos común. Hay que andar mucho camino, arduo y cuesta
arriba, para llegar a ese nivel.
Considero que el verdadero amor te hace crecer
desde adentro, eleva, abre el corazón, expande la conciencia y los límites, es
una continua invitación a reflexionar sobre uno mismo, a encontrarse,
aceptarse, a trabajar sobre nosotros para ser mejores en todos los aspectos.
Ese amor ilumina y nos ilumina, nos renueva, nos hace amar todo lo que nos
rodea y vivenciar la vida desde una óptica amorosa y positiva. Ese amor por
ejemplo es el que tenemos hacia los hijos, tan incondicional y único que te
transforma y revoluciona desde la raíz; es un amor que te pone a prueba una y
otra vez desde la entrega y el despojo del ego, es el amor en estado puro – el
más puro y desinteresado que conozco- irracional, salvaje y divino a la vez, creo
que así también debería ser el amor de pareja real, incondicional y sin tanto
ego de por medio.
El amor verdadero es una posibilidad para
crecer como individuos a nivel singular y para ser mejores personas a nivel
social, ese amor que cuando riega cosecha, que cuando habla es una sintonía que
endulza y nos hipnotiza a todos, que tiene alas y muchos ojos.
En cambio noto que las relaciones de pareja, en
general, estancan el crecimiento personal, limitan al individuo en varios
planos de su existencia promoviendo la inercia en su accionar. La competencia,
los celos, los limites difusos, las manipulaciones, las dinámicas, son tantas
las pequeñas y grandes cosas que se van construyendo en una pareja que muchas
veces sucede que casi sin darnos cuenta nos vemos envueltos en un vínculo que
no elegimos o no merecemos, sintiéndolo ajeno, poniéndonos en un lugar de
víctima, como si no fuéramos responsables o cómplices de haber creado o
sostenido el mismo, en mayor o menor medida. Más allá de los enredos de la mente
y de lo que puede implicar placer para la misma, no quiero ponerme
psicoanalista, este tipo de relación no puede hacer feliz a nadie, sin embargo
no logramos escapar tan fácilmente de esta madeja, nos cuesta soltar al otro y
entonces llega el estancamiento a nivel personal, espiritual, físico, mental,
social; en todos los planos posibles el individuo queda como suspendido,
algunos más deteriorados que otros o por más tiempo. Esto de la media naranja,
de la completud a partir de un otro a esta altura me resulta infantil y hasta
manipulador. Las canciones y películas
“románticas” de todos los tiempos – incluso las más inocentes de Disney
- nos han inculcado que no estamos
realizados o completos hasta no encontrar esa otra parte, como si naciéramos
con un hueco que hay que rellenar si o si con otro, a costas de lo que sea,
porque ese es el camino hacia la felicidad – entre otros factores que la
modernidad trajo - . La eterna búsqueda del príncipe azul, la desilusión
continua, la angustia insostenible. Cargar a otro con esa responsabilidad y no
sentirse completos por lo que uno mismo es, me parece que también es un punto
sobre el cual hay mucho para repensar. Deberíamos entrar en el tema del amor
propio, de la autovaloración, la seguridad y la confianza en uno mismo, todo
eso que al perder un amor se desploma porque lo ponemos en otro y cuando el
otro se va, todo eso se va también – un gran punto a tener en cuenta.
Recuerdo en mi adolescencia, y ahora también
las hay, esas canciones románticas que solemos llamar “cursis” que no paran de
nombrar todo esto; la dependencia, llorar y morir porque el otro se fue, desear
la muerte y pensar que la vida no tiene sentido sin ese otro, es realmente muy
densa y asfixiante sentir que sin ese otro “no somos” porque al fin y al cabo
todos venimos al mundo solos y de la misma manera nos vamos; no hay que ser
inteligente ni maduro para darse cuenta, sino ser realista o tener algo de
sentido común. Aceptar la finitud, sabernos solos sin perder de foco que desde
el punto de vista espiritual o integral, somos uno – me cuesta abrir este tema
porque es muy extenso-. Hoy sigue habiendo miles de artistas que en cada
canción hablan de esto y son pocos los que hablan del amor verdadero, de ese
otro que intento hablar y lo peor, es que esas canciones cursis repletas de
fracasos amorosos, si se quiere, son las que más venden; el dolor vende en
nuestra sociedad más que el AMOR ¿Por qué será que todos estamos tan heridos?
Muchos vínculos
amorosos suelen ser vínculos establecidos desde la dependencia donde uno
deposita en el otro culpas y reproches continuos, en cambio de tomar
responsabilidad y acción sobre su propia vida, de intentar buscar la raíz, la
causa real y sanar desde adentro. El otro pasa a ser un depositario, por medio
de las múltiples proyecciones, de nuestra propia sombra ya que siempre es mejor
ponerla en “otro” y no hacerse cargo de lo que uno es o trae y trabajar sobre
eso. Y además existe el gran fantasma que acecha a las relaciones humanas desde
siempre; el miedo ¿Cuántas parejas permanecen unidas por miedo? miedo a la
soledad, miedo a perder lo afectivo, lo económico, lo material – son muchas las cosas que se pueden perder - miedo a encontrarse con uno mismo, miedo por
habito, por costumbre, por no animarse a conocer lo nuevo y permanecer en un vínculo
cómodo. Y también hay parejas que sostienen un vinculo patológico y/o violento
donde ambos se complementan de una forma tan perfecta que se genera un circulo
vicioso que se retroalimenta cada vez más llegando en algunos casos a
desenlaces fatales. Patrones que se repiten, historias familiares no resueltas,
familias disfuncionales, círculos de violencia imparables, hay un cocktell bien
variado de situaciones. Ahora, si de algo estoy segura es de que ninguna pareja
se elige por azar, basta la experiencia para muestra…los patrones se repiten
una y otra vez desde que el mundo es mundo, basta con afinar los sentidos para
empezar a reconocerlos y reconocerse en esa elección que tantas veces nos
resulta tan dañina. Descifrar patrones es un primer gran paso, después seguirán
los otros. Y para poder elaborarlos de lleno, considero que lo mejor es estar
sin pareja, estar solo un tiempo siempre es sano. Hay personas que no logran
estar solas un día, que no soportar el murmullo de la voz interior y necesitan
de otro, ya sea compañía sexual o formar vínculos continuos para no encontrarse
con si mismos y tener que enfrentarse a la realidad que acontece.
Por eso, pienso que
para establecer una relación sana, en principio uno tiene que haberla
establecido con uno mismo para poder amar desde un lugar sincero, puro y de conocimiento
para poder acompañarse ambos integrantes de la pareja desde un espacio en común,
de crecimiento y enriquecimiento mutuo, además del personal. Cuando uno se
reconoce a si mismo y comienza a aceptar sus sombras, a bucear en ellas con el
fin de modificar lo que desea y poder vivir con el resto, cuando uno empieza a
encontrar respuestas, a unir el rompecabezas y a integrar a su personalidad
todo eso que esta escondido en cada rincón de nuestra alma, por miedo, por
dolor, por lo que no tiene palabras, entonces todo se empieza a mover, los
roles, los patrones, las dinámicas y hasta los miedos más primarios salen a la
luz. Es como un nuevo renacer, porque no se nace una sola vez, cada crisis es
una invitación a seguir sumergiéndonos en nuestra propia historia para poder
correr velos y abrir puertas, para vivir en paz con nosotros mismos y con los
demás, que no son más que una parte de uno.
Lo que siento es que
si bien uno pasa toda su vida conociéndose y desencontrándose, es decir no es
un proceso corto ni unico, es posible desde el amor verdadero compartir ese
camino individual y acompañarse, porque una pareja es eso sobre todo; un
compañero. Pasan los años, la rutina, los hábitos, la pasión, los hijos y los
nietos, y lo que queda es la pareja compuesta por dos individuos que son dos
personas diferentes que se eligieron para compartir la vida; el compañerismo es
la esencia de la pareja. Porque antes de todo y después de todo, queda la
pareja. En algunos casos, he conocido, incluso más allá de la muerte y
justamente creo que es, porque esas personas si estaban unidas desde el Alma,
desde la esencia.
Hoy por hoy lo que la
sociedad deja entrever es triste. En la actualidad noto que la individualidad está
logrando ganarle al amor, el egoísmo, la falta de tolerancia hacia el otro y dificultad
para tomar conciencia y responsabilidad sobre uno mismo resulta fundamental a
la hora de establecer y sostener una pareja. Ahora todo es descartable, los
efectos del consumismo extremo y la velocidad de la modernidad, se filtran
también en las relaciones. Todo se cambia y rápido, como si dejase de ser útil
o funcional.
Si bien es cierto que
antes no tenían libertad de elección y las cosas eran muy diferentes, ahora
parece ser que tocamos el otro extremo y que hay un problema de raíz con el
compromiso, pero no solo con el otro, sino con uno mismo. Por eso insisto en
que tal vez una de las claves sea animarse a reconocerse, practicar el estar
presente aquí y ahora, con los ojos bien abiertos, para poder encontrarnos con
uno otro desde ese lugar conciente y amoroso ¡mucho mejor si ese otro también
esta transitando ese sendero! La ley de atracción actúa siempre, creamos o no
las personas nos atraemos como imanes de formas misteriosas - ni siquiera Dios
juega a los dados -.
No hay recetas ni
fórmulas mágicas, las pastillas para el mal de amor ya no hacen efecto y en la
rifa de la soledad cada vez somos más. Los vínculos cambian continuamente y se
transforman, se instituyen nuevas formas de establecer parejas, nuevas
identidades y elecciones sexuales y el amor sigue comandando nuestra mente,
nuestro corazón, todo lo que somos esta atravesado por el amor y en realidad,
nadie quiere estar “solo” – es decir, sin un compañero/a – porque compartir la
vida de una forma tan profunda e íntima, es maravilloso.
Intento ser optimista
y pensar que toda esta reacomodación en los vínculos que se viene dando en las
últimas décadas, es un paso más en la evolución de la humanidad y que cada vez
somos más los que nos proponemos llevar adelante un trabajo interno de
introspección, no solo por uno mismo, si no por el bien de todos. Cuando uno es
feliz, irradia esa felicidad, la paz se contagia y mientras más vínculos sanos
y parejas unidas desde el amor verdadero haya, más niños llegaran a este mundo
para poblarlo con ese amor, ese amor que se mama y es el que debería empapar al
mundo para sanar tanto dolor.
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es
la mitad de una naranja,
y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron
que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la
responsabilidad de completar lo que nos falta.
y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron
que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la
responsabilidad de completar lo que nos falta.
John Lennon
N.P.S
Marzo- Abril 2013
Marzo- Abril 2013
2 comentarios:
me encanto, es tal cierto todo lo que escribiste.. me dejo un mensaje importante, muchas gracias! Gisela.
Leer esto renovó completamente mis ánimos. Gracias!
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